sábado, 16 de noviembre de 2013

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Lectura. El jinete de bronce (II): Tatiana y Alexander

Después de leer la intensa Jinete de Bronce, Paullina Simons, nos vuelve a atrapar con la segunda parte de la historia de Tatiana y Alexander. Recordemos que nos encontramos en la II Guerra Mundial, desde la perspectiva del bando soviético, una historia de amor envuelta en la tragedia de vivir en una situación de guerra, donde parece imposible tener una vida feliz.

Al finalizar el Jinete de Bronce, teníamos a una Tatiana mucho más madura, que hacía lo imposible por permanecer cerca de su entonces marido aún arriesgando su propia vida, intensamente enamorada de su soldado. Alexander, no deja de pensar en ella y conociéndola, inventa una historia para que ella pueda escapar del país sin mirar atrás, sin tener la tentación de que se quede para buscarle, pues está siendo investigado por el servicio secreto por espionaje y traición...

En esta segunda parte, Tatiana ya se encuentra en Nueva York y el hijo de ambos ha nacido, se encuentra a la deriva, sola, con el corazón roto por la muerte de su esposo, nada más que levanta cabeza ayudando a los demás refugiados que llegan por una de las puertas de América, la isla de Ellis, donde empezará a trabajar como enfermera. Siempre mirando atrás, no quiere olvidar a Alexander y su "Orbeli", hay algo que no le cuadra del todo.
Al otro lado del Atlántico, Alexander intenta sobrevivir de mil maneras al hostigamiento de su propios "compatriotas", que lo acosan e intentan fusilarlo, por suerte (o desgracia) lo mandan a la cabeza de un pelotón para que se enfrente a las fuerzas alemanas, que poco a poco van perdiendo fuerza en el continente. Tras mil y unas historias de sufrimiento pero sin dejar de pensar en Tatiana, que le da fuerzas, pasa los años en el frente hasta que termina la guerra, pero para un soldado que se ha rendido no hay fin en una guerra de estas dimensiones y menos aún, si eres soviético.
"Cuando andaba por la calle o se sentaba en un café, volvía la cara y allá estaba él, altísimo, con su uniforme de oficial y el fusil colgado del hombre, mirándola con una sonrisa. (...) Parpadeaba y la imagen desaparecía. Y ella desaparecía también."

Como en la primera parte, es una historia que atrapa, en esta ocasión la autora ha ido intercalando la historia actual y fragmentos pasados, lo que hace que los conozcamos mejor, que sigamos viendo su firme y tremendo amor dentro de una situación de crisis como la guerra, con todo el sufrimiento y sobre todo desde la distancia, pues ninguno de ellos se olvida del otro viviendo en una incertidumbre aún sin saber que están vivos. 
Al igual que el primer es una lectura muy recomendable.

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