Lectura. Alexa entre las olas

Alexa entre las olas 
Ana Cantarero
Páginas: 400

Año: 2018
Pamies

¿Qué responderías a tu mejor amiga si esta te propusiera abandonar tu vida para pasar un verano en una aldea costera de Portugal? «El plan suena idílico, pero nosotras no nos podemos permitir vagabundear por los pueblos. Somos dos mujeres de treinta y tres años…». Pero imagínate que te invita a su boda el hombre con el que has convivido durante tres años y del que todavía crees que sigues enamorada…«Mañana solicitaré una excedencia por seis meses a mi jefe y si me la concede, cuenta conmigo para viajar a Portugal». Permiso concedido, maletas cargadas en tu Mini amarillo, mil kilómetros recorridos y de repente un regimiento de avispas autoestopistas se cuela por la ventanilla. «Nos asustamos, salimos zumbando del coche y este decidió por sí mismo lanzarse de morros al río. Tal cual. Splash. Chapuzón».Entonces, aparece a lo lejos una destartalada furgoneta vintage conducida por un surfero de veinticuatro años con pintas de Tarzán que resulta ser…«Nuestro salvador o mi castigador, según el color del cristal con que se mire». Alexa entre las olas es una marea de sentimientos y emociones de un pasado que arrasa con un presente incierto; donde la adrenalina se confunde con el deseo, la amistad con el amor y el sentido del humor con el miedo. Viajarás a playas paradisíacas, cabalgarás tu gran ola, disfrutarás de fiestas playeras y revivirás ese romance veraniego del que toda mujer guarda un inolvidable recuerdo

¡Buenas lectores! Os traigo una novela de esas frescas frescas, que relacionamos con el verano y la buena onda. 

Alexa entra las olas, nos cuenta la historia de una treintañera en crisis existencial. Alexa, es una chica que trabaja en Madrid como visitadora farmacéutica, tiene problemas de ansiedad y hace unos meses que ha roto con su novio de hace años y él ahora va a casarse con otra... y para colmo, ¡le llega una invitación a esa boda!

Alexa y Rebeca, su mejor amiga, deciden, aún con dudas, irse a Portugal para probar durante unos meses un cambio de vida, una nueva oportunidad de cambiar su trayectoria actual.

Nada más llegar a la inmediaciones de Karra, un pequeño pueblo de la costa, el coche en el que van se estropea, no hay cobertura y los nervios se ponen a flor de piel... ya sabéis, todo lo que puede salir mal en ese momento, sale. Aparece entonces una furgo amarilla y destartalada, conducida por un surfero de ondas rubias. El surfero es Izan, el monitor de surf del mismo camping en el que van a trabajar.

Izan, tiene una filosofía de vida peculiar, y poco a poco irá ayudando a Alexa a superar sus miedos, pero no todo es tan fácil puesto que Izan también tiene sus propios fantasmas, que iremos descubriendo poco a poco, al tiempo que lo hace Alexa. 

Hablemos de los personajes. Alexa me ha parecido muy insegura en muchas ocasiones, pero también Rebeca, que aunque tiene menos protagonismo, me ha dado sensación de alguien egoísta y poco empática, ya que las cosas se pueden decir de otra manera. Además, a veces juzga a Alexa pero ella también tiene secretos que ocultar a los que resta importancia, pero son secretos que cuando los tiene otra persona si le echa en cara, no me parece un soporte adecuado.

Izan, es un autodestructor, ese perfil masculino que tanto gusta, pero esa faceta suya la vemos superada y con intención de ayudar a otros como Alexa, pero puede ser una fachada, endeble en cuanto las cosas se tuercen. Aún así me ha gustado como personaje porque intenta imponerse a lo que la sociedad dice que no es habitual la relación entre una mujer de 33 años y un chico de 24, un babysurf, como dice Alexa.

Alexa entre las olas es una novela romántica actual, que no tiene nada de fácil para sus protagonistas, sus hipocondrías e inseguridades serán un pilar fundamental en el que se desarrolla la trama. Al mismo tiempo tiene varios puntos cómicos, aunque pasada la mitad del libro se vuelve todo más serio y dramático, como veis una combinación de varios aspectos que funciona bien hasta formar una novela simpática y ligera.