viernes, 15 de julio de 2016

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Lectura. Las lágrimas de la diosa maorí

Las lágrimas de la diosa maorí
Sarah Lark
Páginas: 816
Año: 2015
Ediciones B

Nueva Zelanda, 1899. El hijo de Lizzie y Michael Drury es enviado como médico a Sudáfrica, donde se libra la guerra de los Bóers, para gran disgusto de Roberta, quien luchará para estar con él a toda costa. Paralelamente, la joven Atamarie obtiene una importante victoria: ser la primera mujer que cursa estudios de Ingeniería en la Universidad de Nueva Zelanda. Desde niña le fascinaron las cometas maoríes, pero ahora esta afición le permite conocer al pionero de la aviación mundial...




Las lágrimas de la diosa maorí, es el cierre a la trilogía del Árbol kauri de Sarah Lark, que ya venía comentando con Hacia los mares de la libertad y A la sombra del árbol kauri. Recordemos que conocíamos la historia de Lizzie, Michael y Kathleen en la primera parte, en la segunda veíamos a sus hijos crecer: Matariki, Heather, Colin, Sean y Violet, esta última externa a la familia.

En esta última novela, tenemos a los descendientes de estos personajes. Nos centraremos en Patrick y Kevin, hijos de Lizzie y Michael, que ya están creciditos. En Atamarie, hija de Matariki con Colin Coltrane y en Roberta, hija de Violet y Sean. También conoceremos un poco más de Rosie, hermana de Violet, que conocimos en la segunda parte.

Atamarie, es un cuarto maorí y aunque por su aspecto físico no lo parezca, de vez en cuando decide dejar a un lado el espiritu pakeha y adoptar el maorí, según le convenga, vaya. Ella es la primera mujer en estudiar ingeniería en la universidad, debido a los derechos que ha ido adquiriendo la mujer en el país. Es una soñadora pero al mismo tiempo, muy práctica y en sus inicios en la universidad, rodeada de hombres, conocerá a un joven que guarda el mismo interés que ella en volar y poder surcar los cielos pero con el que encontrará más de una turbulencia. Roberta, su  mejor amiga, en cambio decide estudiar magisterio y está enamorada de Kevin desde la adolescencia, y en la persecución de este amor soñado se embarcará hasta Sudáfrica, donde actualmente hay una guerra, la de los boérs, es decir, los holandeses contra los británicos.

En esa guerra y huyendo de una mujer, Juliet La Bree quién traerá más de un dolor de cabeza, está  Kevin, médico, soldado y seductor, quién vivirá los sinsabores de una guerra que realmente no le pertenece. Conoceremos de su mano los conflictos entre negros, blancos, los campos de refugiados de ambas partes, así como la rigidez de la sociedad bóer, encontrando incluso el amor y la perdición.
Mientras que su hermano Patrick, más desdibujado en la novela, se queda en Nueva Zelanda, soportando y tolerando a la superficial y descarada Juliet. Este personaje masculino no me ha gustado mucho, ya que no se le da mucha profundidad y parece hasta calzonazos por aguantar a tal petarda.

En general, es una novela que me ha gustado pues se empiezan a ver los avances de la sociedad: La aviación, los coches, el voto de la mujer, su acceso a determinados lugares antes restringidos, así como la cultura de otro país tan lejano de Nueva Zelanda, pero se deja ya un poco de lado la cultura maorí que tanto ha interesado, y en la que realmente viven inmersos varios de estos personajes. Y otra cosa que no me ha gustado es Kevin, un personaje que tiene muchas cosas buenas pero que no es capaz de decir No, a quién parece que hay que perdonar todo porque es uno de los protagonistas, mientras a la pobre Dortje, bóer hasta la médula, se le intenta imponer y asimilar una cultura en la que está totalmente desubicada.

Le pondría un 4/5 estrellas ya que la prosa, historias y personajes son realemnte interesantes.


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